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Leeds /liːdz/ es una ciudad y un importante centro metropolitano en Yorkshire del Oeste, en la zona norte de Inglaterra. Está ubicada sobre el río Aire.[1] Antiguamente formaba parte del West Riding of Yorkshire. La historia escrita de Leeds se remonta al siglo V, cuando el reino de Elmet estaba cubierto por bosques de "Loidis", lo que dio origen al nombre Leeds.[2]
Durante la revolución industrial, Leeds se convirtió en un gran centro industrial de producción y procesamiento de lana,[2] antes de transformarse en un polo comercial y de educación universitaria, alojando hoy a tres distinguidas universidades: la Universidad de Leeds, la Universidad Leeds Beckett (antiguamente Universidad Metropolitana de Leeds) y la Leeds Trinity and All Saints. Hoy Leeds es, después de Londres, el mayor centro de negocios, financiero y de servicios legales de Inglaterra,[3][4][5][6][7][8] y de acuerdo a una evaluación realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas, Leeds es la ciudad con más alta tasa de crecimiento del Reino Unido.
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La sal común o sal de mesa, conocida popularmente como sal, es un tipo de sal denominada cloruro sódico (o cloruro de sodio), cuya fórmula química es NaCl. Existen tres tipos de sal común, según su procedencia: la sal marina y la de manantial, que se obtienen por evaporación; la sal gema, que procede de la extracción minera de una roca mineral denominada halita, y la sal vegetal, que se obtiene por concentración, al hervir una planta gramínea (método también utilizado para la obtención de azúcar a partir de otra planta gramínea) que crece en el desierto de Kalahari.[1]
La sal proporciona a los alimentos uno de los sabores básicos, el salado,[2] que es posible percibir debido a que la lengua tiene receptores específicos para su detección. El consumo de la sal modifica el comportamiento frente a los alimentos, ya que es un generador del apetito y estimula su ingesta.[3][4]
Se emplea fundamentalmente en dos áreas: como condimento de algunos platos y como conservante en los salazones de carnes y pescado (incluso de algunas verduras), así como en la elaboración de ciertos encurtidos.[5]
Desde el siglo XIX, el uso industrial de la sal se ha diversificado e interviene en multitud de procesos, como por ejemplo en la industria del papel (hidróxido de sodio -NaOH-), la elaboración de cosméticos, la industria química, etcétera. En el siglo XXI, la producción mundial de sal total destinada a consumo humano no alcanza el 25 por ciento de la producción total.[6]
La sal es la única roca que es comestible para el ser humano, y es posiblemente el condimento más antiguo.